Historias que construyen Shelter City — Costa Rica

Amanda, feminismo comunitario para la defensa de nuestros cuerpos, nuestra tierra, el agua y la naturaleza

Amanda es una mujer maya de la región guatemalteca de Uspatán, ubicada en el Quiché. Desde hace más de una década, junto con otra compañera, fundó una organización para la defensa del derecho de las mujeres a una vida libre de violencia. Como sobrevivientes de violencia buscaban acabar con la impunidad imperante y brindar apoyo a otras mujeres. Además, también centraron su trabajo en la recuperación identitaria de los pueblos indígenas, recordando siempre las graves violaciones de derechos humanos perpetradas durante el conflicto armado contra estos pueblos y contra las mujeres.

La idea nació por otra compañera y yo, por la situación de que las dos sufrimos de violencia sexual y violencia contra la mujer, y nuestros casos quedaron impunes, sin poderlos llevar a tribunales…

Hoy son parte de la Red de Sanadoras del Feminismo Comunitario, que es un espacio importante desde el que han fortalecido su trabajo en defensa de los derechos humanos. El feminismo comunitario justamente permite entender de forma integral el estrecho vínculo entre los derechos de las mujeres, la tierra y la naturaleza.

Nos denominamos feministas comunitarias porque hacemos defensa de nuestro cuerpo, nuestros derechos, de nuestra tierra, el agua, la naturaleza, animales, y todo lo que tenemos a nuestro alrededor, y todo se hace de forma colectiva.

La defensa de derechos humanos aún hoy implica importantes riesgos en Guatemala. Según cifras brindadas por Front Line Defenders tan solo en 2017 fueron asesinadas 11 personas defensoras. Son además las defensoras y los defensores de la tierra, el medioambiente y los derechos de los pueblos indígenas quienes enfrentan un mayor riesgo. En este contexto, Amanda y su organización llevan a cabo un importante trabajo de defensa del agua de su comunidad. La violencia psicológica y las amenazas no se hicieron esperar, por lo que Shelter City se convirtió en una opción para ella.

Yo acepté venirme porque lo que necesitaba era resguardar mi seguridad física y también mi seguridad emocional

Salir del país no es una decisión fácil, implica dejar atrás a la familia, los proyectos personales, la comunidad, la organización … Sin embargo, en situaciones como las de Amanda es necesaria.

Yo nunca me he alejado de mi familia (…) Para mí ha sido un reto bastante enorme (…) Pero ya al estar acá me di cuenta que valió la pena.

Agradecemos a Amanda su paso por nuestra casa, Shelter City. Con ella aprendimos sobre el feminismo comunitario, la resiliencia y los grandes retos de la defensa de derechos humanos en Guatemala, en particular en regiones como el Quiché.